domingo, 22 de marzo de 2009

LA CIENCIA EN LA PRENSA (8 y 9).jlpm

REPORTAJE

Más miedo al clima que al átomo

Ya hay casi tantos europeos a favor como en contra de la energía nuclear - El riesgo por el calentamiento global se percibe más cercano que el temor a otro Chernóbil

LUIS DONCEL EL PAÍS, 18/02/2009

Rusia cortó este invierno el suministro de gas y millones de europeos, desde Eslovaquia hasta Bulgaria, tiritaron de frío. El pulso comercial que Moscú echó a Ucrania el pasado mes de enero puso de manifiesto una vez más las carencias del modelo energético de muchos países europeos. La dependencia de regímenes de dudosa fiabilidad, como la propia Rusia o los Estados árabes, empuja a los ciudadanos de la UE a mirar con menos reticencias la antes denostada energía nuclear. Incluso algunos ecologistas se han subido al carro.

Los españoles son aún de los europeos más reacios a las centrales
Los ecologistas denuncian una campaña de lavado de cara del sector

Suecia ha sido el último país en renovar su confianza en los reactores. Un referéndum celebrado hace tres décadas fijó 2010 como el año de cierre de todas las plantas. Pero el Gobierno de centro-derecha decidió a principios de mes mantener sus 10 centrales en funcionamiento y dotarlas de nuevos reactores, en esta ocasión más potentes. Según una encuesta publicada por el periódico Dagens Nyheter, dos tercios de los suecos apoyan esta iniciativa.

Pero no es sólo Suecia. Francia, el campeón nuclear en Europa con cerca de un 80% de electricidad generada a través de la temida energía, construye un reactor de nueva generación. Finlandia, también. Y el Reino Unido invitó el año pasado a varias empresas a levantar nuevos reactores en plantas ya en funcionamiento. El Foro Nuclear, grupo que funciona como lobby de esta industria, contabiliza 44 reactores en construcción en todo el mundo, a los que se sumarán 200 centrales ya planificadas.

La última encuesta de la Comisión Europea sobre la actitud de los ciudadanos hacia la energía, publicada en julio del año pasado, arrojaba un empate técnico entre favorables y contrarios a la nuclear. Por primera vez, los que se declaraban partidarios pisaban los talones a los detractores con una diferencia de tan sólo un punto porcentual. En tres años, las voces afirmativas han pasado del 37% al 44%.

España, por su parte, permanece como reducto antinuclear. Las encuestas -ya sean del Centro de Investigaciones Sociológicas o de instituciones privadas como el BBVA- son tozudas: reflejan una aplastante mayoría de ciudadanos en contra. Con un apoyo de tan sólo el 24%, los españoles se resisten a abandonar la cola de aceptación nuclear entre los europeos.

Pero incluso en España el porcentaje de voces favorables ha aumentado en estos tres años. Un incremento de ocho puntos, ligeramente por encima de la media comunitaria. Y eso que la comparación se hace entre las respuestas dadas en 2005 y el año pasado; es decir, antes de que se desencadenara la crisis del gas. La razón para este viraje no hay que buscarla sólo en los cambios de humor de los dirigentes rusos. Los movimientos ecologistas denuncian que el lobby nuclear ha emprendido una campaña de lavado de imagen que, en muchos aspectos, está cosechando sus frutos.

La preocupación por el cambio climático hace que muchos se inclinen por una energía que, al menos durante su proceso de producción, no emite dióxido de carbono. "Los riesgos nucleares (accidentes, problemas con el almacenamiento de los residuos en el futuro) son sólo hipotéticos. Pero los del cambio climático se perciben como reales, tangibles e inminentes. Por ello, la resistencia hacia la energía nuclear se ha disuelto poco a poco entre todos los segmentos de la población", apunta Paul Isbell, del Real Instituto Elcano.

Pero más allá del viejo y polarizado debate nuclear sí / nuclear no, es patente un nuevo acercamiento, desde puntos de partida más desideologizados y sin prejuicios. "Se ha roto un tabú. Hemos pasado de posiciones dogmáticas simplistas a otras más reflexivas. Parafraseando el eslogan del referéndum de la OTAN, ya no se dice 'de entrada no'; sino 'ya veremos", apunta el sociólogo Víctor Pérez Díaz, autor junto a Juan Carlos Rodríguez del libro Energía y sociedad.

Para gran parte de la generación que alcanzó la mayoría de edad en los años de la transición, oponerse al franquismo suponía rechazar también la energía que el dictador había traído a España. La movilización ciudadana llegó a su punto álgido tras la muerte de Francisco Franco, con manifestaciones que llegaron a reunir a más de 100.000 personas. ETA intervino en la campaña matando a cinco trabajadores. Entre otros, la banda secuestró y asesinó en 1981 a su ingeniero jefe, José María Ryan.

La oposición a la central de Lemóniz marcó a principios de los ochenta un hito en el movimiento del nuclear no, gracias. El recién elegido Gobierno socialista paralizó la puesta en marcha de esta planta vizcaína en 1982, dos años antes de decretar una moratoria para toda España. Sin embargo, Felipe González, el presidente que firmó esa decisión, considera hoy "ineludible" reabrir el debate nuclear en la UE.

"Se ha perdido esa identificación ideológica. Te puedes encontrar con ecologistas defensores de lo nuclear y conservadores que lo atacan, pero no por razones medioambientales, sino porque creen que no es viable desde el punto de vista económico", dice Llorenç Serrano, responsable de Energía de Comisiones Obreras. El anterior líder de este sindicato, José María Fidalgo, ya había escandalizado a no pocos izquierdistas con su defensa de lo radiactivo.

Lo hace con la boca pequeña, pero el Gobierno socialista también ha matizado en los últimos años su postura. En la campaña de 2004, el PSOE prometió cerrar las nucleares en 20 años; y en el debate sobre el estado de la nación de 2005, Zapatero anunció un "calendario de cierre". Las ideas ahora no están tan claras. Aunque el secretario de Medio Ambiente, Hugo Morán, apuntó ayer el próximo cierre de Garoña, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, afirmó hace 10 días que no existe un compromiso. "El programa electoral dice que no va a haber nuevas centrales y que se mantendrá la vida útil de las ocho existentes. Queda por definir cuál es ese horizonte de vida útil", dijo.

Y es que, como señala Llorenç Serrano, el debate en España se reduce ahora a ver qué pasa con las ocho centrales en funcionamiento. El próximo 5 de julio vence el permiso de explotación de Garoña (Burgos). "No tiene sentido hablar de nuevas plantas porque no hay ningún grupo financiero dispuesto a abordar una inversión de tal magnitud. Si hubiera una propuesta concreta podríamos iniciar un debate. Pero lo cierto es que sin ayudas públicas no habrá nuevas centrales económicamente viables", afirma el responsable de CC OO.

Es verdad que la herencia de la lucha antifranquista contribuye a explicar por qué los españoles son de los más reacios de Europa; pero no basta con la historia. Luis Atienza, presidente de Red Eléctrica, apunta en otra dirección: "Aquí percibimos menos los problemas de suministro. Nuestro sistema eléctrico funciona razonablemente bien, porque su funcionamiento no ha sufrido quiebras importantes en los últimos años. Además, la apuesta por las renovables hace que se perciban como una fuente alternativa a la nuclear. Esta confianza es positiva, pero si desaparece la inquietud puede que creamos que las reformas para ampliar nuestro mix energético son innecesarias", alerta.

Este ex ministro socialista apuesta por reducir la intensidad de consumo y ahondar en las renovables, pero también por no renunciar a la nuclear. Y avisa de que el debate sobre un asunto tan estratégico se hace desde una sociedad que parte de unos conocimientos muy rudimentarios de la materia.

"No muchas personas saben que el 20% de la electricidad que consumen es de origen nuclear. Cuando se le pregunta a la gente de dónde viene la energía que le rodea, las respuestas se dividen entre los que creen que viene de la montaña o del mar", bromea.

Aumentan los apoyos en toda Europa, pero la radiografía sociológica de los distintos grupos sociales permanece relativamente invariable, según los Eurobarómetros que Bruselas realiza desde 1998: las mujeres son más antinucleares que los hombres; los de izquierdas más que los de derechas; los jóvenes, que los mayores...

Si se buscara dentro de los confines de la UE el arquetipo del perfecto pronuclear, el resultado sería un hombre lituano o checo, mayor de 55 años, de derechas, con más de 20 años de estudios, un puesto de jefe en su trabajo y que se considera informado sobre residuos radiactivos. En el extremo opuesto, en el de los opositores, abundan las mujeres, con una edad entre 25 y 54 años, que se definen de izquierdas y con un nivel educativo y de información sobre energía menor. Acompañan a España en la lista de países más reacios Irlanda, Portugal, Grecia, Malta y Chipre.
A Carlos Bravo, de Greenpeace, le gusta desmontar las verdades de la campaña que, según él, ha iniciado la industria nuclear para conseguir su objetivo último: convencer a los Gobiernos de la necesidad de subvencionar nuevas centrales. "Se repiten siempre los mismos argumentos. Incluso con los mismos personajes, como Patrick Moore, uno de los fundadores de nuestra organización que se ha reconvertido al otro bando. La industria necesita que esta campaña tenga éxito porque si no consigue en los próximos años una docena de nuevos encargos, tendrá que cerrar".

Bravo enumera los puntos flacos de los argumentos que esgrimen los que alaban las bondades de los reactores: "Dicen que los rusos no son fiables para proveernos de gas, pero el uranio necesario para producir energía nuclear también viene de Rusia; dicen que es la solución al cambio climático, pero no veo ningún banco dispuesto a invertir las enormes cantidades necesarias para poner en marcha nuevas plantas; decían que era la única alternativa porque el petróleo estaba a 150 dólares el barril, pero ahora que ha caído a 45 ya no oigo esos argumentos...".

Una de las principales destinatarias de estos dardos, María Teresa Domínguez, presidenta del Foro de la Industria Nuclear, niega la existencia de campañas. "Los profesionales nucleares somos un desastre como lobby. El creciente apoyo se debe a necesidades reales, no a presiones. No se trata de dejar de lado otras fuentes, sino de que cada país estudie sus circunstancias y el mix que necesita. Suecia se vuelca ahora en esta energía, pero sigue diciendo que su objetivo es llegar a un 40% de renovables", señala. La organización que preside no sólo defiende mantener la continuidad de las centrales en funcionamiento, sino construir nuevas unidades.

El renacimiento de una energía que parecía languidecer está sometido a los vaivenes de una opinión pública, como denuncia el libro de Víctor Pérez Díaz, con un conocimiento muy superficial de la materia. "Las respuestas de los encuestados variarían sensiblemente si se les preguntara en los días siguientes a la crisis del gas ruso o tras la publicación de los problemas de seguridad de la central catalana de Ascó", dicen en Greenpeace.

Accidentes como el de la Isla de las Tres Millas en EE UU en 1979, o la catástrofe de Chernóbil en la antigua URSS en 1986 contribuyeron a configurar una opinión pública muy concienciada contra esta energía. Han pasado 23 años desde que el reactor 4 de la central atómica V. I. Lenin, en territorio de Ucrania, desencadenara una emisión de radiactividad 200 veces mayor que la de las bombas de Hiroshima y Nagasaki con las que concluyó la II Guerra Mundial. Y muchos ya lo han olvidado.

Comentarios

Atomo - 18-02-2009 - 17:53:11h
En primer lugar, la energía nuclear es la más barata, en cuanto a su combustible, solo hay que meterse en páginas oficiales y comprobarla, si es una de las más caras en costes fijos, construcción y demás, pero en sus 40 años de vida, se amortiza de sobra (puede llegar a 60 años como en EEUU). La energía más cara..es la eólica y por supuesto la solar..Pero no nos damos cuenta ya que el estado las subvenciona..Aunque solo tenéis que ver vuestras facturas y ver el impuesto gracias a estas improductivas energías...veremos a ver cuando les quiten las subvenciones que todos pagamos....ecológicamente no hay color..La nuclear es la mas limpia...y como siempre seremos los últimos en montarnos en el tren de la energía nuclear..E importaremos tecnología y demás...como dicen los franceses..energía nuclear energía verde...(por algo son los que tienen la factura de luz mas barata, 80% producida nuclear).....

Tarmagg - 18-02-2009 - 16:36:49h
La energía nuclear no es barata, todo lo contrario. De hecho en España el gobierno paga a las empresas que la producen por la diferencia entre lo que paga el consumidor y el coste de producirla. ¿Por qué nos la quieren vender como inocua (Chernobil y las distintas fugas que ha habido este año dicen lo contrario), limpia (qué ocurre con los residuos? por qué no miramos lo que ha ocurrido en el lago de Aral?) e ilimitada (¿seguro? ¿El uranio es ilimitado?) Hay alternativas viables, eficientes y realmente mucho más limpias. Dejemos de dar vueltas a la energía nuclear e invirtamos en futuro, no en pasado.

Vengalas - 18-02-2009 - 15:02:23h
Los que tachan de "maligna" la energía nuclear, a mi parecer, es por desconocimiento. Tendemos a poner al hombre como centro del universo y decimos que es que la radiactividad de los residuos dura cientos de años. Pero que son cientos de años comparado con la edad de la tierra, es como si por ejemplo, le preguntaran a una mariposa, cuya vida media se sitúa en 5 días si el árbol en el que se posa está vivo, la mariposa respondería yo llevo 5 días y no lo vi moverse. En la historia de la energía nuclear sólo hubo 2 accidentes de más 1000 centrales nucleares construidas (creo recordar), y ambos accidentes debido a fallos de diseño. Los accidentes de tráfico son mucho más peligrosos y no prohibimos los coches, vamos a espectáculos de fuegos artificiales hecho de la misma pólvora con que se hacen las bombas que se utilizan en las guerras y sin embargo se nos sigue abriendo la boca cuando se ilumina el cielo de colores. El mundo en general, y España en particular, tiene un déficit muy importante de energía eléctrica a medio plazo, y hay que considerar, entre otras, la energía nuclear como solución a este déficit. ¿Ecologismo?, ¿alternativa de la energía eólica?, hablamos de la contaminación que producen los camiones que transportan las piezas de los molinos, las pistan que se deben abrir en la naturaleza para que pasen estos o hablamos de los cables de alta tensión, las aves que se tropiezan con sus aspas, o quizás de los montes que en vez de ser repoblados de árboles los son de molinos de viento. Podemos hablar de mareomotriz y de como afecta a los animales acuáticos migratorios. Sentido común.

maria - 18-02-2009 - 14:42:59h
El centrarse los medios únicamente en la contaminación por CO2, con el boom mediático del calentamiento global, invisibilizando la contaminación radioactiva que se está acumulando en el planeta y que dura 25000 años, ha servido para introducir de nuevo la idea de la energía nuclear. Están convenciendo a la población con el mismo mecanismo que nos ha conducido a la crisis económica actúa, que consiste en no ver lo que no se quiere ver hasta que la situación revienta y ene l caso de al energía nuclear nos estamos jugando la salud de generaciones y generaciones futuras. No se habla de la contaminación radioactiva global porque no conviene a los grandes intereses económicos que quieren implantar para que se enriquezcan aún más unos pocos aunque como siempre sea a costa de los demás.

Ansl - 18-02-2009 - 14:11:22h
Somos los últimos en volver a la energía nuclear y eso significa que ni siquiera participaremos en los desarrollos tecnológicos para producir reactores de nueva generación, con lo que acabaremos por importar tecnología... como siempre.


antonio - 18-02-2009 - 10:38:03h
La energía nuclear no es segura (aunque la probabilidad de accidente es baja, el impacto de un sólo accidente es muy elevado) ni rentable (ya que no se le imputa el coste de mantenimiento de los residuos durante los miles de años que siguen siendo peligrosos). Sólo es rentable para aquellas empresas que construyen o explotan las centrales, ya que los costes no imputados a esa energía los pagamos entre todos fuera de la tarifa eléctrica. Puestos a subvencionar, lo lógico es subvencionar las energías menos contaminantes como la eólica o la solar (preferentemente sobre tejados o en pequeñas extensiones), y no energías potencialmente tan dañinas como la nuclear

tt - 18-02-2009 - 10:34:07h
Los reactores nucleares no son económicamente viables (a no ser obviamente que se aplique la misma receta que a los bancos, los gastos los paga el estado y el beneficio se lo queda la eléctrica) y además el uranio (el combustible nuclear) que existe en el mundo es tan limitado como el petróleo cuando se considera el medio y largo plazo. ¿El silicio es contaminante? ¿Que crees que es el cristal? Tranquilo que ni es contaminante ni va a faltar dentro de 50 o 100 años como el petróleo o el uranio.


Ambientologo - 18-02-2009 - 10:24:23h
El reportaje, aunque bien enfocado, nos presenta una diatriba entre calentamiento global o energía nuclear, cuando no es exactamente así. Existen otras muchas alternativas rentables y respetuosas con el medio ambiente. Actualmente la energía nuclear es rentable ya que no tienen internalizados los costes de la gestión de los residuos dentro de los costes de producción. Además, para más inri, en España, no existe la gestión de los residuos alta actividad.

Colefruto - 18-02-2009 - 05:05:50h
Margen de error ¿Qué hubiera pasado si en lugar de volar las torres gemelas hubieran estrellado un avión o un misil contra una central nuclear? El mundo es hoy más peligroso que en la época de Chernobil y está lleno de locos, de terroristas y políticos dispuestos a poner este planeta patas arriba. El margen de error es 1%, más que suficiente para acabar con la humanidad.

Sin comentarios - 18-02-2009 - 13:59:54h
Países productores de uranio: Hay 18 países productores de uranio en el mundo, 52% de la producción de 2003 fue producida en Canadá y 30% fue producida en Australia. Los 4 primeros productores de uranio representan 56 % de la producción mundial, y los 2 primeros representan 33% de la producción mundial. - En 2003 los grandes países productores de uranio son : el Canadá ( 10457 toneladas ), Australia ( 75 72 ),El Kazajstán ( 3300 toneladas ) , Nigeria ( 3143 ), Rusia ( 3150 toneladas ), Namibia ( 2036 toneladas ), El Uzbekistán ( 1770 toneladas ), EE UU ( 846 toneladas ), Ukrania ( 800 toneladas ), África del sur ( 824 toneladas ) y China ( 750 toneladas )

Fran - 18-02-2009 - 11:55:42h
"incluso algunos ecologistas se han subido al carro". Hay ecologistas en el "carro" desde el principio... a no ser que contemos solamente como ecologistas a los hippy-progres que viven en el mundo de la piruleta. Se puede ser ecologista y no vegetariano/vegano. Se puede ser ecologista y estar en contra de los campos eólicos o dudar del beneficio ecológico de la fabricación de paneles para aprovechar la energía solar (...y no somos pocos). Pero a veces hay que valorar la opinión de los expertos (siempre que no sean juez y parte, claro), no solo la de gente con buena voluntad. Hay riesgo con la energía nuclear, habría que ser estricto con las normas de seguridad y los desechos, pero si se compara con la seguridad, impacto (de extracción de energía y de fabricación/desecho de sus componentes) etc. de otras fuentes de energía, la nuclear no queda mal parada. Después habrá opiniones para todos los gustos, eso nadie lo duda.

ASN - 18-02-2009 - 11:51:37h
Desgraciadamente no estamos solos en un mundo limpio de energía nuclear. Con la factura que pagamos a Francia por la energía eléctrica que importamos de allí, les ayudamos a financiar su tecnología nuclear... y no solo la pacifica.

Átomo - 18-02-2009 - 11:49:38h
A todos los que dicen que la energía nuclear no es rentable: en España con precios intervenidos, no se acometen las inversiones según su rentabilidad real. La energía menos rentable es la eólica y la solar. Las subvenciones son altísimas y están creando una casta de terratenientes subvencionados por todos los españolitos. Si ninguna energía se subvencionara, serían las empresas las que elegirían su mix energético, y con toda probabilidad casi todas querrían hacer nucleares.

Alfredo - 18-02-2009 - 11:26:56h
Si los romanos hubieran utilizado la energía nuclear nosotros estaríamos ahora gestionando sus residuos, ¿es ese el legado que queremos dejar a los que vengan detrás? Existen otras alternativas que en este momento socioeconómico-medioambiental reducen emisiones creando empleo, estas alternativas pasan por políticas de ahorro y eficiencia energéticas y de una apuesta clara y firme por un sistema de generación 100% renovable. La energía nuclear es una energía sin futuro, especialmente para los españoles que NO tenemos uranio autóctono rentable, ni tenemos las patentes, es una energía que nos hace 100% dependientes del exterior.




TRIBUNA: ANA PALACIO

Nucleares: la cuestión de los residuos

ANA PALACIO EL PAÍS, 20/03/2009

El debate sobre la energía nuclear se ha abierto en España: no hay día que los medios de comunicación no lo aborden, mientras se multiplican declaraciones de líderes de opinión sindicales, empresariales y políticos. Es una buena noticia. En efecto, España, la sociedad española, no puede mantenerse al margen del debate energético, de trascendental importancia para el futuro de la UE; y en este orden de ideas destaca, como recogía este diario recientemente, la evolución de la opinión pública en nuestro país (Más miedo al clima que al átomo, EL PAÍS, 18-2-09).

Un 96% del combustible de uranio usado es reciclable. Es fuente de energía limpia
Obama cree que el almacenamiento definitivo no es la mejor solución

Pero la ecuación energética no puede plantearse en términos nacionales, ni siquiera regionales de UE. Ha de resolverse con perspectiva mundial; y la solución que demos colectivamente a la ecuación energética mundial es elemento clave para el éxito del proceso de globalización que para no descarrilar debe ser incluyente (promoviendo el desarrollo económico de los miles de millones de seres humanos que hoy viven en la pobreza abyecta y la exclusión) y sostenible, en el doble sentido de afrontar eficazmente el cambio climático y mantener nuestra competitividad. En este contexto, no podemos olvidar que, incluso desde las proyecciones más optimistas en cuanto a avances tecnológicos, no hay hoy por hoy solución a esa ecuación que no pase por incluir la energía nuclear en el arco tecnológico.

Distintos aspectos de la energía nuclear requieren nuestra atención. Entre ellos, destaca la cuestión de los residuos; o más propiamente, la cuestión del combustible usado. En España, unas 4.000 toneladas de combustible nuclear usado se encuentran hoy depositadas "provisionalmente" en el perímetro de las seis centrales nucleares, mientras se halla en fase de proyecto la creación de un "Almacén Temporal Centralizado" (ATC).

La lógica pregunta sobre el porqué del carácter transitorio del depósito enmascara otra aún más fundamental: ¿es el combustible usado un "residuo", en el sentido que a esta voz da el DRAE: "material que queda como inservible después de un trabajo u operación"? Pues bien, la realidad tanto científica como económica es que no se puede calificar de residuo; no se trata de combustible "gastado", sino solamente "usado" al que todavía se le puede sacar mucha utilidad. Contando verdades: un 96% del combustible de uranio es reciclable. O dicho de otra manera, si se recicla el combustible usado, se reduce el volumen del desperdicio a solamente un 4%, con la ventaja añadida de su estabilidad, menor radiotoxicidad a largo plazo, y no contener material fisible. Además, se genera un nuevo combustible (reciclado) para utilizar otra vez en elreactor y producir más electricidad, sin tener que extraer otro kilo de uranio de una mina (hablando con mayor precisión, el combustible reciclado permite ahorrar hasta un 25% de uranio natural).

Así, ¿por qué se argumenta que el gran problema de la energía nuclear, que justifica su abandono, su "gran culpa", es este combustible usado, calificado de "residuo", cuando debería, por el contrario, verse como una gran ventaja? El hecho de poder reciclar el combustible usado para su (re)uso en el futuro es una opción que hoy no existe con respecto a otras fuentes de energía. Uno de los retos más importantes para la energía del carbón, por ejemplo, es el desarrollo de una tecnología que permita aislar el CO2 emitido por ese combustible, capturarlo, y enterrarlo. Pero esa opción, por la que hemos también de apostar y que justifica un importante esfuerzo de inversión en I+D, está todavía en una fase experimental incipiente, con un debate tecnológico y económico sin resolver sobre cómo y dónde sepultar el CO2, determinar cuál es su valor y utilizarlo.

La explicación de este planteamiento adverso a reciclar el combustible nuclear usado ha de buscarse en los años setenta, cuando el Gobierno americano promovió la creación de un repositorio definitivo (en el desierto de Nevada: Yucca Mountain), al que se trasladaría el combustible usado de las centrales nucleares del país, evitando así su comercio, y solucionando de manera drástica toda cuestión relacionada con el riesgo de proliferación (esto es, desvirtuar una tecnología civil para obtener material fisible de uso militar). A día de hoy, sin embargo, Yucca Mountain no ha visto ni un kilo de residuos, mientras la mayoría de los americanos (de acuerdo con las encuestas), y el nuevo Gobierno de Obama, consideran que el almacenamiento definitivo no es la mejor solución para América, y empieza a abrirse camino la idea de reciclar, de reciclar hoy.

La situación sobre el terreno es, así, similar a la española. En términos generales, los dos países han emprendido ambiciosas políticas de fomento de las energías renovables -en particular eólica y solar-. Allí, como aquí, el 20% de la electricidad consumida es de origen nuclear, y en ambos la nuclear es la fuente principal de electricidad que no emite CO2. En lo que hace al ciclo, las empresas eléctricas americanas siguen almacenando el combustible usado en piscinas dentro del perímetro de las centrales y, cuando éstas ya no admiten más depósitos, en contenedores "secos" en el mismo recinto. Las piscinas se construyeron con la idea de que las plantas operarían durante 40 años, mientras que casi todas tienen, o han solicitado con perspectiva clara de obtenerlos, permisos para seguir operando 20 años más. Esta prolongación de su "vida útil" es, sin duda, el reconocimiento práctico de su eficiencia técnica, pero sobre todo, económica y medioambiental, ya que con el capital de instalación amortizado, el megavatio nuclear es el más rentable de todas las fuentes eléctricas térmicas; y los megavatios nucleares también son los que más contribuyen a la energía sin CO2.

En paralelo a este estado de opinión en plena evolución en EE UU, franceses, japoneses, ingleses, holandeses, entre otros, han comprendido que el combustible nuclear usado es una fuente de energía limpia, y no un "material inservible", y lo reciclan. Reciclan hoy, sin esperar a tecnologías futuras que los pronósticos más favorables no prevén en funcionamiento antes de 20 años. Reciclan hoy, porque es una solución económicamente competitiva, favorable al medio ambiente y responsable respecto de nuestros hijos. Y no orillan las cuestiones relacionadas con el riesgo de proliferación, sino que las abordan con protocolos de seguridad similares a los comúnmente aceptados respecto del proceso de enriquecimiento del uranio en la fabricación de combustible "nuevo" a partir de uranio natural (en la polémica con Irán respecto de sus fines "proliferantes", la tecnología analizada es precisamente ésta).

Hoy, a los españoles, sin olvidar la seguridad, nos importan muchísimo (y al mismo tiempo) la economía (la competitividad de nuestras empresas) y el cambio climático, así como las políticas de desarrollo. Por ello, somos cada vez más numerosos quienes nos hemos replanteado el valor de la energía nuclear en general y, en particular, que contrariamente a las ideas recibidas, el reciclaje del combustible usado es una solución tecnológica, económica y medioambiental que echa por tierra el argumento frecuentemente esgrimido para descartar la viabilidad de la energía nuclear.

Ana Palacio, ex ministra de Asuntos Exteriores, es en la actualidad vicepresidenta del grupo francés de energía nuclear Areva.

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